Boby, mi buen amigo
Quienes
tienen la (mala?) costumbre de frecuentar mi mundo virtual, habrán notado que
en más de una ocasión he escrito algo a cerca de lo que para mi es fundamental
en las relaciones humanas: LA
RECIPROCIDAD. Al que no me conoce le comento
que para mi, es una especie de espera eterna por el hecho futuro e incierto
pero valioso proveniente de un tercero (que ya recibió algo de mi).
Por
ahí, un lector de mi blog me dijo no hace mucho con relación al tema: “Yo a
Boby le tiro el palito una vez……….si no lo trae a la primera, qué te hace
pensar que lo va a traer después?” haciendo clara alusión a que
si la reciprocidad no es inmediata……en definitiva tampoco es reciprocidad.
TOUCHÉ
Bueno……esta
posición es radicalmente opuesta a la mía y lo primero que viene a mi mente es
que quizás “mi Boby” no esté entrenado para traer el palito (y el suyo si), y
desgraciadamente a él no le pregunté nada a cerca de si había adiestrado al
suyo, aunque creo que no se tomaría el trabajo de realizar dicho
entrenamiento, pues sonó demasiado tajante, como si fuera algo casi instintivo.
En
segundo lugar me quedé con
la sensación de que detrás de su enunciación tan estricta, en el fondo había un
ser que era capaz de tirar el palito más de una vez …siempre y cuando no lo
estuvieran mirando……orgullo quizás?
En mi
caso, tengo que reconocer (siguiendo con la alegoría) que mi Boby, ya se podría
haber construído una prefabricada con la cantidad de “palitos” que le he
arrojado a la espera de que se “cope” en devolverme alguno. Es más estoy casi
segura de haberme tomado el trabajo de entrenar a algún Boby y que ni siquiera
así regresó con ese tan preciado (para mi) trozo de madera “emocional”.
Quizás
en un día como hoy en particular, me planteo si he sido ecuánime con las
oportunidades que le he dado a todo el mundo y me viene la imagen de mi papá a
la cabeza. Me pregunto a un año de su partida, si no pude ser un poco más
piadosa y comprensiva con él. Estimo que pasaré el resto de mi vida
preguntándome si pude ser mejor hija y estar sólo un
poquito menos enojada con él, con su enfermedad como para no haber perdido la
perspectiva. Me cuestionaré también si tuve que poner tantos kilómetros entre
nosotros sólo para justificar en mi, que los “palitos” que le había arrojado no
me llegaran.
Pero volviendo
al tema original, creo que la historia de Boby, es lo suficientemente jugosa
como para ser elevada al rango de Teoría. Y como buena teoría necesita algunas
reglas a saber:
1)
Seleccionar a qué Boby uno piensa tirarle el palito.
2)
Determinar en cada caso si vale la pena un nuevo intento.
3)
Saber cuando dejar de intentarlo.
4)
Dejar de intentarlo.
Es curioso
que así escrito luzca tan sencillo…..por ahora me parece que voy a buscar
alguna sillita cómoda para poder seguir “esperando”.
PD:
Boby, mirá que si volvés…………hay recompensa.
1 Comments:
Fer, fuimos las mejores hijas que pudimos ser, de eso estate segura. Mi papa nos dejo cuando eramos chiquitos y no lo vi nunca mas y nunca se lo perdoné y mi mama siempre vivió con el miedo de que el un dia viniera por nosotros, cuando fui grande lo busque y habia muerto y me dio tanta rabia no haber podido decirle todo lo que queria, sin embargo otros parientes que encontre me dijeron que el sabia que teniamos una vida feliz y que no quizo arruinarnosla! Evidentemente cada uno tiene su vision de la cosa. Pero no hay que esperar nada de nadie eso es seguro!
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