Que parezca un accidente....
Como
todas las mañanas cual ritual pagano, me embarco en la agotadora tarea de llevar a mis hijos al colegio.
Comenzamos buscando a Fran que vive a la vuelta (su mamá los trae a todos de
vuelta por las tardes) y nos dirigimos a la escuela de maneras diversas según
el ánimo del día, que oscila entre el silencio espectral hasta el llanto
producto de la risa descontrolada por
algún chiste o canción absurda (vale aclarar que soy de ese tipo de personas
que apenas se despiertan están conectadas a 220 wts……divino para quienes
conviven conmigo….si a alguno le interesa pueden preguntar…..)
Una vez
dentro de la escuela ayudo a estos pre
adolescentes apretados en cuerpos de niños a cargar los trillones de cosas que
llevan día a día. Y así parten con sus mochilas, viandas, palos de hockey como
diminutos “ekecos” listo para ser adorados, previo beso maternal de despedida.
Nos
acercamos caminando al portón y unos metros antes me detengo y los veo hacerse
chiquitos en el horizonte, pero justo antes de hacerse una hormiguita, Marco se
da vuelta y me mira haciendo un esfuerzo por parecer calmado mientras me
pregunta esbozando una sonrisa mezclada con un gesto de vergüenza señalando su
propia cara galletosa, en el lugar donde unos instantes antes deposité mi beso,
“MA, NO ME DEJASTE LA MARCA DEL
BESO NO? Y así a los gritos le respondo….ACASO VES QUE YO ESTOY MAQUILLADA? Porque sé que le molesta y decidí maquillarme
entre semáforos camino a la oficina.
Su
carita se relaja, hace un gesto de alivio con la manito en el aire y continúa
su caminata habitual otra vez de cara a
sus compañeros con la (casi) certeza de que no será cargado al entrar al
establecimiento (hasta que no se vea en un espejo va a dudar……lo conozco……..yo
lo parí).
Mientras
vuelvo al auto apremiada por el tiempo como siempre pues se me dificulta
enormemente llegar en hora a la oficina (si Sres. Met, la culpa no es mía es de
la Panamericana ),
reviso si se olvidaron algo (paseamos varios meses una germinación que se
empeñaba en no bajarse del auto) y cambio la radio de Disney a Blue (hola Santy
Schefer). Me tomo un instante para rememorar lo que acaba de pasar con mi
Benjamín y caigo en la cuenta de que es uno de los cliches del comportamiento
masculino……TU TAMBIÉN BRUTUS?
No
importa cuánto añore el hombre, extrañe o desee el contacto físico amoroso con
una mujer……lo cierto es que con la misma intensidad desean que sea sutil si es
en público (exceptuando al varón veinteañero a quien le gusta la exposición por
la transgresión en si misma).
Ahora
volviendo a la media, al hombre en general se le complica encontrarla justa
medida de la demostración del afecto en público. Esta sensación de ambivalencia
la tienen desde como caminan con nosotras por la calle (esto también incluye la
relación padre/hija arribando a la adolescencia) hasta el tenor y la intensidad
de los besos, abrazos, etc.
Trato
de encontrarle un paralelismo con reacciones femeninas y lo más parecido que se
me ocurre es la relación que tenemos las mujeres con el hecho de comer en la
vía pública. Y para probarlo, hacé memoria y pensá a cuantas mujeres ves
habitualmente comiendo un pancho o un choripan por la calle, carrito de la
costanera o similar….
Así que
mientras me sacudo las miguitas del alfajor de maicena que me comí en sólo dos
bocados dentro del auto, para evitar ser vista (tengo que recordar polarizar
los vidrios del auto) y para bajar el cual necesitaría una patada ninja en el
esternón, me viene la famosa frase mafiosa que con mi pequeña modificación
literaria sería algo así como …….”Si me vas a demostrar afecto en público…….QUE
PAREZCA UN ACCIDENTE”
1 Comments:
Doctora, no comparto . . . me sigue gustando que me hagan limpieza de dientes en público!
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