Hips don`t lie
Luego
de “casi” pelearme con el empleado del Centro de Diagnóstico porque mi turno
había sido cancelado (no por mi obviamente), me encuentro acostada, atada y
casi adentro del túnel gris del resonador.
Ya
pasaron las preguntas de rigor, donde me encargué)ante la pregunta de si tenía
algo de metal en el cuerpo) comentarle que tengo un DIU, pues fantaseo que
cuando comience el estudio, por obra del magnetismo mi abdomen se pegue al
techo del aparato y pretenda succionarme a un mundo paralelo. El técnico me
dice con una sonrisa que no me haga problema, mientras me da un pulsador diciendo “por si llegás a
necesitar algo dentro de los próximos 40 minutos”. Esbozo una mueca con
pretensiones de risa, mientras empiezo a experimentar la sensación de encierro
(hace un ratito cuando me preguntaron si era claustrofóbica contesté re pícara
que nos íbamos a dar cuenta pronto) que me
paraliza. Para colmo me tomé un Alplax luego de la cena, para tratar de
estar lo más relajada posible durante
esta experiencia, dato que comunico a Pablo (luego me iba a enterar de su
nombre) mientras le pregunto si “me puedo dormir:”, lo cual rechazó eligiendo
con mucho cuidado sus palabras y poniéndome los audífonos para amortiguar el
ruido ….”Preferiría que no, sino el estudio
se va a hacer eterno, porque mientras dormimos nos movemos….si estás lista
empezamos…hasta luego…y así desapareció de mi campo visual.
Tengo
más de media hora por delante, en la cual no voy a poder hacer nada más que
esperar a que la resonancia termine y comienzo a preguntarme “ Cómo llegué
aquí?”
Sin
duda me han traído hasta aquí mis caderas (parafraseando a Sabina), no mi
corazón (a dónde me habría llevado él?). Una dolencia congénita me llevó hace
un año al quirófano, pero sólo solucioné (?) la mitad de mi problema, pues la
parte derecha me sigue doliendo. Me preocupa tener que operarme otra vez.
Sinceramente la última vez me sometí en mi ignorancia de una manera muy sumisa
al “cuchillo” y quedé rengueando al menos por cuatro meses. Incluso ahora cuando
hago ejercicio o estoy muy cansada camino “raro”.
Aquejada
por esta molestia crónica, y por circunstancias de la vida charlando con un traumatólogo amigo me aseguró que la
renguera puede quedar por años incluso, superado el problema físico, como si
quedara algún tipo de apego psicológico a caminar de esa forma extraña…y lo
resumió diciendo “es como un mal hábito, muy difícil de erradicar”.
No
tengo idea de cuánto tiempo llevo de estudio, pero tengo en claro que ya me
duele la cabeza, estimo, casi sin temor a equivocarme que es por el sonido
taladrante del aparato (de fondo suena como un corazón metálico latiendo). Trato de retomar el hilo de mi pensamiento,
mientras pienso en la cantidad de malos hábitos ( por hoy hablamos sólo de los míos ;) ) que me
gustaría desterrar de mi persona….Desde tomar coca cola del pico de la botella (cuando
los pequeños no me ven….)hasta los enrosques mentales infernales que me hacen
agarrarme de una pequeñísima frase de una conversación para elaborar teorías
(más absurdas que las de Guido) que casi inexorablemente terminan en una
sensación sofisticada de abandono.
Sigo
absorta en las profundidades de mi misma, cuando aparecen otra vez los ojos
azules y sonrientes, acompañados de la voz que me dice “Ya terminamos, se te
pasó rápido?” Y yo a esta altura
atontada (más de lo común), entre el Alplax y el ruido balbuceo un “No sé”, a
la vez que me bajo del resonador y me pongo mis zapatos. Me paro con actitud de
por aquí no a pasado nada, pero empiezo a dar unos primeros pasos de una manera más torpe de lo habitual,( si,
si estoy caminando raro otra vez) y recuerdo en un chiste que contaba mi papá de
dos rengos que iban por la calle y para “disimular” su renguera iban uno tras
de otro, adelante el que tenía la pierna más corta vociferando, cuántos pozos
hay en esta calle, y más atrás el que arrastraba la pierna diciendo, dale
caminá que yo los voy tapando…..es claro que no heredé la gracia de mi padre
para contar chistes……eso para empezar. Para seguir (el chiste) me lleva a
conjeturar dos falacias sumamente tentadoras. La primera: echar la culpa de la
renguera al exterior y la segunda: rodearse de gente renga (más que uno en lo
posible)…….para que se note menos.
Por
último y quizás sea de alguna manera lo más llamativo de este asunto es que más
allá de lo desagradable de renguear (tanto física como emocionalmente), lo que
más me molesta es que sea perceptible por los demás. Y por más curioso y
absurdo que parezca, lo mismo que sucede con la miseria….y tal como dice
Lore….si hay miseria……QUE NO SE NOTE.
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