Sunday, March 17, 2013

Hips don`t lie



Luego de “casi” pelearme con el empleado del Centro de Diagnóstico porque mi turno había sido cancelado (no por mi obviamente), me encuentro acostada, atada y casi adentro del túnel gris del resonador.

Ya pasaron las preguntas de rigor, donde me encargué)ante la pregunta de si tenía algo de metal en el cuerpo) comentarle que tengo un DIU, pues fantaseo que cuando comience el estudio, por obra del magnetismo mi abdomen se pegue al techo del aparato y pretenda succionarme a un mundo paralelo. El técnico me dice con una sonrisa que no me haga problema, mientras  me da un pulsador diciendo “por si llegás a necesitar algo dentro de los próximos 40 minutos”. Esbozo una mueca con pretensiones de risa, mientras empiezo a experimentar la sensación de encierro (hace un ratito cuando me preguntaron si era claustrofóbica contesté re pícara que nos íbamos a dar cuenta pronto) que me  paraliza. Para colmo me tomé un Alplax luego de la cena, para tratar de estar  lo más relajada posible durante esta experiencia, dato que comunico a Pablo (luego me iba a enterar de su nombre) mientras le pregunto si “me puedo dormir:”, lo cual rechazó eligiendo con mucho cuidado sus palabras y poniéndome los audífonos para amortiguar el ruido ….”Preferiría  que no, sino el estudio se va a hacer eterno, porque mientras dormimos nos movemos….si estás lista empezamos…hasta luego…y así desapareció de mi campo visual.

Tengo más de media hora por delante, en la cual no voy a poder hacer nada más que esperar a que la resonancia termine y comienzo a preguntarme “ Cómo llegué aquí?”

Sin duda me han traído hasta aquí mis caderas (parafraseando a Sabina), no mi corazón (a dónde me habría llevado él?). Una dolencia congénita me llevó hace un año al quirófano, pero sólo solucioné (?) la mitad de mi problema, pues la parte derecha me sigue doliendo. Me preocupa tener que operarme otra vez. Sinceramente la última vez me sometí en mi ignorancia de una manera muy sumisa al “cuchillo” y quedé rengueando al menos por cuatro meses. Incluso ahora cuando hago ejercicio o estoy muy cansada camino “raro”.

Aquejada por esta molestia crónica, y por circunstancias de la vida charlando  con un traumatólogo amigo me aseguró que la renguera puede quedar por años incluso, superado el problema físico, como si quedara algún tipo de apego psicológico a caminar de esa forma extraña…y lo resumió diciendo “es como un mal hábito, muy difícil de erradicar”.

No tengo idea de cuánto tiempo llevo de estudio, pero tengo en claro que ya me duele la cabeza, estimo, casi sin temor a equivocarme que es por el sonido taladrante del aparato (de fondo suena como un corazón metálico latiendo).  Trato de retomar el hilo de mi pensamiento, mientras pienso en la cantidad de malos hábitos ( por  hoy hablamos sólo de los míos ;) ) que me gustaría desterrar de mi persona….Desde tomar coca cola del pico de la botella (cuando los pequeños no me ven….)hasta los enrosques mentales infernales que me hacen agarrarme de una pequeñísima frase de una conversación para elaborar teorías (más absurdas que las de Guido) que casi inexorablemente terminan en una sensación sofisticada de  abandono.

Sigo absorta en las profundidades de mi misma, cuando aparecen otra vez los ojos azules y sonrientes, acompañados de la voz que me dice “Ya terminamos, se te pasó rápido?”  Y yo a esta altura atontada (más de lo común), entre el Alplax y el ruido balbuceo un “No sé”, a la vez que me bajo del resonador y me pongo mis zapatos. Me paro con actitud de por aquí no a pasado nada, pero empiezo a dar unos primeros pasos  de una manera más torpe de lo habitual,( si, si estoy caminando raro otra vez) y  recuerdo en un chiste que contaba mi papá de dos rengos que iban por la calle y para “disimular” su renguera iban uno tras de otro, adelante el que tenía la pierna más corta vociferando, cuántos pozos hay en esta calle, y más atrás el que arrastraba la pierna diciendo, dale caminá que yo los voy tapando…..es claro que no heredé la gracia de mi padre para contar chistes……eso para empezar. Para seguir (el chiste) me lleva a conjeturar dos falacias sumamente tentadoras. La primera: echar la culpa de la renguera al exterior y la segunda: rodearse de gente renga (más que uno en lo posible)…….para que se note menos.


Por último y quizás sea de alguna manera lo más llamativo de este asunto es que más allá de lo desagradable de renguear (tanto física como emocionalmente), lo que más me molesta es que sea perceptible por los demás. Y por más curioso y absurdo que parezca, lo mismo que sucede con la miseria….y tal como dice Lore….si hay miseria……QUE NO SE NOTE.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home