"A lo hecho, pecho"
Hace
poco tiempo que empencé a tomar conciencia de que tengo pequeñas (les iba a llamar dilemas), inquietudes, fantasiosas y recurrentes que se activan ante
hechos determinados, que estimo que para el resto de la humanidad son absolutamente intrascendentes.
Se me
ocurrió recién ahora ponerlo en palabras, imagino que estará directamente
vinculado con mi momento histórico tan teñido de impunidad mental de
cuarentona, en el cual no me mueve la aguja en lo más mínimo la opinión ajena
(si, la tuya si). Así que tímidamente comencé a preguntar si a alguien más le
sucedía lo mismo.
Estos "dilemas" tienen disparadores absolutamente diferentes y he aquí uno
de ellos que merece un capítulo especial: el momento incómodo que paso cada
vez que abrazo a … una mujer.
Lo
primero que voy a decir (y esto tiene que ver con el abrazo en general) es que
no soy una persona de andar estrujando gente a diestra y siniestra, de hecho
una de las cosas que más me molesta en el universo es la gente que necesita
agarrarte o tocarte mientras te habla.
Pero
convengamos que de vez en cuando, ya sea por necesidad ajena o propia, el
entrelace de cuerpos, no solo es oportuno, sino también conveniente.
Llegado
el punto abracístico, como todo en la vida me entrego a él con toda la energía
que requiere tan importante hecho….aunque es aquí, justo en este punto donde
tengo que diferenciar si es que abrazo un varón o a una mujer.
Si el
abrazo es con un hombre, lo hago instintiva y quizás desvergonzadamente, pues no
me detengo a pensar que tan incómodo se puede sentir el otro y no reparo en
que porción del cuerpo apoyo impunemente en la pobre “víctima”.
Bien diferente
es la situación cuando se trata de una mujer, y aquí les presento a otro de mis "barditos" mentales: cuando el abrazo es femenino (y podría decir casi con seguridad que en un 90 % de las veces no soy
quien lo inicia), no sé cómo acomodar mi pecho, tengo un momento de zozobra,
mientras esto sucede en donde trato de dilucidar si mis tetas tienen que ir por
encima de las que me abraza, o por debajo……o quizás tengo que curvar la espalda
lo suficiente como para que ni siquiera se toquen………. es más, una vez que logro
superar esa pequeña encrucijada, cuando se me presenta otra, que tiene que ver
con la duración e intensidad del abrazo femenino….es que acaso las mujeres no
tenemos el timer para soltarnos?
Este
será uno de los temas a tratar en terapia ……..dentro de unos 20 años calculo,
si establezco un orden de prioridades en los temas a tratar por orden de urgencia.
Mientras tanto amigos, aprovechen mi desverguenza en esta particular forma de mostrar afecto y amigas mías, las amo, se los digo con palabras porque en el
ámbito de la expresión corporal atraso un poco.
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