Thursday, April 25, 2013

"A lo hecho, pecho"


Hace poco tiempo que empencé a tomar conciencia de que tengo pequeñas (les iba a llamar dilemas), inquietudes, fantasiosas y recurrentes que se activan ante hechos determinados, que estimo que para el resto de  la humanidad son absolutamente intrascendentes.

Se me ocurrió recién ahora ponerlo en palabras, imagino que estará directamente vinculado con mi momento histórico tan teñido de impunidad mental de cuarentona, en el cual no me mueve la aguja en lo más mínimo la opinión ajena (si, la tuya si). Así que tímidamente comencé a preguntar si a alguien más le sucedía lo mismo.

Estos "dilemas" tienen disparadores absolutamente diferentes y he aquí uno de ellos que merece un capítulo especial: el momento incómodo que paso cada vez que abrazo a … una mujer.

Lo primero que voy a decir (y esto tiene que ver con el abrazo en general) es que no soy una persona de andar estrujando gente a diestra y siniestra, de hecho una de las cosas que más me molesta en el universo es la gente que necesita agarrarte o tocarte  mientras te habla.

Pero convengamos que de vez en cuando, ya sea por necesidad ajena o propia, el entrelace de cuerpos, no solo es oportuno, sino también conveniente.

Llegado el punto abracístico, como todo en la vida me entrego a él con toda la energía que requiere tan importante hecho….aunque es aquí, justo en este punto donde tengo que diferenciar  si es que abrazo un varón o a una mujer.

Si el abrazo es con un hombre, lo hago instintiva y quizás desvergonzadamente, pues no me detengo a pensar que tan incómodo se puede sentir el otro y  no reparo en  que porción del cuerpo apoyo impunemente en  la pobre “víctima”.

Bien diferente es la situación cuando se trata de una mujer, y aquí les presento a otro de mis "barditos" mentales: cuando el abrazo es femenino (y podría decir casi con seguridad que en un 90 % de las veces no soy quien lo inicia), no sé cómo acomodar mi pecho, tengo un momento de zozobra, mientras esto sucede en donde trato de dilucidar si mis tetas tienen que ir por encima de las que me abraza, o por debajo……o quizás tengo que curvar la espalda lo suficiente como para que ni siquiera se toquen………. es más, una vez que logro superar esa pequeña encrucijada, cuando se me presenta otra, que tiene que ver con la duración e intensidad del abrazo femenino….es que acaso las mujeres no tenemos el timer para soltarnos?

Este será uno de los temas a tratar en terapia ……..dentro de unos 20 años calculo, si establezco un orden de prioridades en los temas a tratar por orden de urgencia. Mientras tanto amigos, aprovechen mi desverguenza en esta particular forma de mostrar afecto y amigas mías, las amo, se los digo con palabras porque en el ámbito de la expresión corporal atraso un poco. 

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