Tuesday, April 30, 2013

"Ascensores para rubias" (lo que ni Ricitos de oro soñó)


Resulta que cuando mi madre era chica, debió soportar el mote de “lavandina” debido al color celeste de sus ojos y el cabello rubio, combinado con la palidez de su piel. A consecuencia de ello, al momento de quedar embarazada (primero de mi y luego de mi hermano) deseó que sus pequeños retoños, no tuvieran tan “mala” combinación, y le pidió a Dios que fuéramos morochos de ojos claros (eso era prácticamente imposible) o rubios de ojos oscuro y Dios … la oyó. Así fue que llegamos a este mundo Luis y yo, compartiendo la misma combinación genética de cabello claro y ojos oscuros.

En virtud de que mi mamá no veía ninguna ventaja, ni beneficio en el color del pelo, es que fui criada sin darle mayor importancia al asunto. Si a eso le suman que en la medida en que fui creciendo mi progenitora inclusive me llegó a convencer de que yo tenía el “tipo de pelirroja” por la cantidad de pecas que ostento (ahora orgullosamente, antes no)…puede producir un resultado es nefasto: una rubia con complejo de pelirroja... con ojos oscuros (pero intensos como los “fueguitos de Galeano”, eso corre por mi cuenta).

No obstante todo lo anterior a lo largo de los años ni una sola vez cambié mi color de pelo, y no reparé hasta hace poco tiempo en la connotación de tontera que suele acompañar a esta característica física. Quizás sea por eso que jamás me molestó el concepto de rubia tonta, porque soy de las personas que prefieren ser subestimada y sorprender, que ser sobreestimada y defraudar (sale un combo perfecto para mi próxima sesión de terapia). Es así que con el paso del tiempo, no sólo dejé que este concepto creciera, sino que comencé a divertirme con la asociación “blonda = descerebrada”, inclusive fomentándolo desde el humor, al punto que cuando me equivoco suelo decir “bueno, no se me puede pedir mucho … soy rubia” .

Pero todo tiene un límite, y  he aquí lo que sucedió hoy.

En un edificio público en el microcentro, mi amiga Paula y yo debíamos ser “custodiadas” (por un oficial?) hasta una oficina en el quinto piso y para mi gran sorpresa, cuando entramos en el ascensor el mismo profiere un “Buenos días” lacónico y metálico. Miro a mi compañera y le digo, viste que ascensor tan amable?  Pau se ríe y yo acoto, mirá además de saludar nos va contando en los pisos en los cuales va parando, por si no sabemos leer. Ni que hablar de cuando dice subiendo o bajando……como si no nos pudiéramos dar cuenta de lo que sucede.

 
Llegando al quinto piso, en lo que pareció un viaje eterno, miro de reojo a nuestro custodio y digo “menos mal que se hicieron estos ascensores para rubias, imaginate si no existieran, me la pasaría el resto de mi vida en él……….el pobre marinero no pudo contener la poca compostura que le quedaba y nos pusimos a reír los tres, una manera magistral de llegar a una reunión importante.

Todo esto me lleva a conjeturar, viéndolo desde el lado de las que sin casarse con ellos, son las preferidas de los hombres, que en lo personal prefiero equivocarme de piso a que un objeto inanimado me hable……..aunque solo sea para poder disimular mi propia estupidez.

4 Comments:

At 8:11 PM, Blogger Lobi said...

MUYY BUENO

 
At 5:52 AM, Blogger Kiloran said...

Excelente . . . pero se puede pensar que además de rubias a secas, hay rubias ciegas . . .

 
At 7:12 AM, Blogger Unknown said...

Muy bueno. Bien escrito!!

 
At 7:13 AM, Blogger Unknown said...

Muy bien escrito. Me divierte y comparto reirme con esas cosas cotidianas en las que nadie se fija (bah, veo que alguien sí lo hace)

 

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