Saturday, February 22, 2014

Sentate pero no te pongas cómodo

“Pero no te das cuenta que venís haciendo eso hace mil años y no te está resultando? dije lapidariamente a través del teléfono sostenido entre hombro y oreja mientras lavaba unos platos. Lo dije secamente, de una manera áspera y si se quiere en un tono (una octava?) más alta de lo habitual. Tan sorprendida estaba de mi propia reacción que me hizo preguntarme si realmente le estaba hablando a Oscar, mi entañable amigo, o me lo estaba diciéndo a mi misma ( Sabina hubiera dicho: “a ti te estoy hablando a ti, que estás metida en tu pellejo”). Como de costumbre aparecen los niños, piden algo y “chau, chau hablamos a la noche”, corte intempestivo a mi amigo que está acostumbrado a hablar conmigo en capítulos o cuotas.

Pasaron un par de horas hasta que recordé (soy como Doreen de “Buscando a Nemo”) no lo que le había dicho a esta altura a “mi confesor”, sino en la forma en que lo había hecho.
Me di cuenta que mis modos tenían que ver con una clasificación (si una más) propia entre las personas que abrazan el cambio de manera constante, y aquellos que preferimos perseverar en situaciones, aun a pesar de nosotros mismos...Bahh, en realidad lo que me molestaba no era la clasificación en si misma sino en cual de los dos grupos me ubico (yo la que esta “calentita en su nido”, según definición de amiga(?)cuya identidad voy a resguardar).

Creo incluso, que es una actitud (el no cambio) ante la vida que se plasma en lo corporal. Y aquí apelo a aquellos que me conocen “en la vida real” que pueden dar fe de que si bien soy una persona físicamente activa, cuando me siento, en realidad no me siento, me desparramo....siempre que estoy quieta tengo este aspecto de “caída del pullman”, parezco mimetizada con el asiento en cuestión......sea cual sea la comodidad del mismo. Y no te cuento cuando me acuesto, en cuyo caso me falta la cinta aisladora alrededor del contorno cual escena de un crimen.

Pero volviendo a la conversación original pensaba en cuántas veces elijo “no cambiar” (porque soy rubia pero no tanto como para no darme cuenta que es también una forma de elegir) por temor a lo desconocido. Que la situación en la cual estoy esta buena.....pero buena, por falta de comparación.

Quizás (y conste que sólo digo quizás) sea cuestión de acostumbrarse a mirar un poco más alrededor, aún cuando creemos estar en situaciones que percibimos como buenas (o ideales), para imaginar otros posibles escenarios, en los cuales terminaríamos decidiéndo (o no) sostener lo que sostenemos. Y cuando digo sostener, me refiero a que cuando elegimos, lo hacemos en determinado contexto que varía constantemente y que de alguna manera (muy a mi pesar), nos obliga a cuestionar una y otra vez si aquello que elegimos en el pasado se corresponde con la "realidad actual"

En definitiva creo debe haber pocas satisfacciones más grandes que darse cuenta de que uno esta donde está, porque quiere, porque elegió conciente y voluntariamente... no estar en otro lado.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home