Friday, April 18, 2014

Mirame y no me toques

A riesgo de que mi escritura parezca determinada por una cuestión climatológica, debo reconocer que el otoño ha impactado tanto en mi como a mi pequeña compañía.

Por tercera vez aparece mi hija en la cocina diciéndome que no se puede dormir porque tiene frío. Si bien mi cabeza dice que aún no es el momento de prender la estufa pues el verano recién termina, lo cierto es que el frío de mi hija es ajeno al calendario.

Con mi habilidad característica para los menesteres hogareños, tardo unos cinco minutos primero tratando de desentrañar los misterios del encendido del tiro balanceado y otro tanto peleándome con el viento que se empeña una y otra vez de apagar el piloto. Cuando logro encenderla reprimo un festejo, tipo de gol pues mi pequeña (no tan pequeña) me mira con atención y desconcierto desde su cama, hecha un bollito  y tapada hasta su nariz con cuanta frazada encontró en la casa.

Desgraciadamente he pasado por la situación de intentar dormirme sin poder parar de tiritar, y en un acto de amor supremo le digo a mi hija que me haga un lugar y me meto con ella en la cama para que pueda tomar la temperatura adecuada para poder conciliar el sueño. Sólo el lazo maternal puede lograr que una persona friolenta como yo se someta a la experiencia de abrazarse a un témpano de mis mismas dimensiones....con una sonrisa en los labios.

La tomo como cuando era un bebé, sin dejar de pensar en lo rápido que pasó el tiempo.....y en voz bajita para no despertar a su hermano (que ya se había dormido inclusive antes de el batifondo que hice para prender la estufa) le digo, te das cuenta? Si la gente usara más bolsas de agua caliente (artículo antiguo como pocos pero que más satisfacciones me ha dado), se casaría menos....

Mi muñequita se duerme y empiezo a juntar coraje para salir de su cama, evaluando seriamente quedarme allí con ella, pero nuestras dimensiones corporales y la cama de una plaza son un tanto incompatibles. Pienso que ahora me queda la ardua tarea de hacer que mi cama deje de estar congelada y en cuánto me gusta que otro haga esa tarea por mi.

Movilizada por este pensamiento al día siguiente hago una pequeña encuesta en mi entorno y tristemente descubro que la proporcionalidad que para mi hay entre el dar calor y el amor, sólo existe en mi cabeza, que el resto de la humanidad posiblemente preferirían darnos un riñón que ayudarnos a entrar  en calor. Es más yendo un paso más allá alguien me dice que calentarse los pies con otro en la cama, está al nivel de los que se dicen "bichi" o "mamu" y se frotan las narices uno con el otro.....lo cual me parece una comparación un tanto extrema.

Y ahí me encuentro yo, a los pies de mi enorme cama, como quien contempla el desierto del Sahara (de noche) mirando al perro con cariño con ganas de decirle que se suba y pensando simultáneamente que si lo hago es un camino de ida y no lo voy a poder sacar más...


Creo que no me va a quedar más remedio que comprarme una nueva bolsa de agua caliente (no tengo idea de dónde la voy a conseguir) y agradecerle a Dios que algunas personas nos encienden sin siquiera tocarnos...

Sunday, April 13, 2014

PARA LO QUE HAY QUE VER....

Siguiendo con el tratamiento de los temas profundos de la vida, se me ocurrió tratar mi extensa y mala experiencia con el desempañador del auto.

Comenzado este otoño particular me subo al auto como todas las mañanas para llevar los niños al colegio y noto con profundo pesar que tengo el parabrisas empañado y esa (aunque les parezca mentira) es una de esas cosas que me generan angustia. 

Sé que "angustia por empañamiento" puede sonar un tanto fuerte por tratarse de algo simple, pero acaso la vida no se trata de un cúmulo de pequeñas cosas? Una pequeña molestia reiterada no puede/debe producir angustia? Tiene que ser un problema existencial para que podamos hablar de angustia?


Mi incapacidad para utilizar correctamente el desempañador del auto es casi igual a mi INCOMPATIBILIDAD los botones de abrir y cerrar las puertas de los ascensores (y si, hay lugares donde la "rubitud" es más expresa) .....basta que alguien me pida que le sostenga abierta la puerta, para que yo SISTEMÁTICAMENTE, me equivoque de botón y oprima el de cerrar, provocando justamente eso cerrarle la puerta en la cara a quien en mi intención era … ayudar. Ni les cuento lo bien que la paso cuando la puerta se vuelve abrir (generalmente por causas ajenas a mi voluntad) y me tengo que bancar por unos cuantos pisos la cara de reprobación de copiloto ascensorístico.

Pero volviendo al auto, mi frustración es tan grande cuando no puedo ver hacia afuera que toco TODOS los botones relacionados con la ventilación de una manera absolutamente anárquica, razón por la cual aunque eventualmente se desempaña...nunca sé qué fue lo que hice para que eso sucediera.

Mientras hiperventilo oprimiendo y girando cuanta perilla encuentro en el tablero y comienzo a pedirle a mis hijos que busquen un trapo, inútilmente, no porque no lo hagan, sino porque jamás tengo una franelita en el auto. Como corolario de esa búsqueda frenética, suele aparecer algún pañuelito de papel descartable (en el mejor de los casos limipio) que comienzo a pasar más por reflejo que por convicción ya que internamente sé que es un error.

Después de esa desesperada acción tengo no uno sino dos problemas, el vidrio está empañado y lleno de pelusas con lo cual mis posibilidades de ver al exterior son aún menores.

En este punto es donde requiero la colaboración de alguno de mis eventuales acompañantes y solicito cualquier prenda (que se puedan sacar con facilidad y no los afecte en su pudor) que generalmente se traduce en alguna bufanda o guante......

Alguna vez pasaron algo de lana por una superficie empañada y con pelusa? No?  Bueno, si aún no lo han hecho....no lo hagan, porque el resultado es espantoso...empañado, con pelusa de papel y pelusa de lana.

 Inmersa en este estado de dificultad visual se requiere una medida extrema y es en ese punto que decido “sacrificar” heroicamente la manga de mi propia camisa/remera/buzo, en el altar de la visibilidad.


Para entonces alguna de las combinaciones de botones que oprimí con anterioridad ya hizo efecto y se ve un poco más hacia afuera....hacia adentro se ve un tanto más confuso y comienzo a pensar que por ahí estoy necesitando una hora más de terapia semanal... o quizás relajarme y esperar un poco a volver a tener ganas de ver...