Thursday, December 20, 2012

Que parezca un accidente....



Como todas las mañanas cual ritual pagano, me embarco en la agotadora  tarea de llevar a mis hijos al colegio. Comenzamos buscando a Fran que vive a la vuelta (su mamá los trae a todos de vuelta por las tardes) y nos dirigimos a la escuela de maneras diversas según el ánimo del día, que oscila entre el silencio espectral hasta el llanto producto de la risa descontrolada  por algún chiste o canción absurda (vale aclarar que soy de ese tipo de personas que apenas se despiertan están conectadas a 220 wts……divino para quienes conviven conmigo….si a alguno le interesa pueden preguntar…..)

Una vez dentro de la escuela ayudo a estos  pre adolescentes apretados en cuerpos de niños a cargar los trillones de cosas que llevan día a día. Y así parten con sus mochilas, viandas, palos de hockey como diminutos “ekecos” listo para ser adorados, previo beso maternal de despedida.

Nos acercamos caminando al portón y unos metros antes me detengo y los veo hacerse chiquitos en el horizonte, pero justo antes de hacerse una hormiguita, Marco se da vuelta y me mira haciendo un esfuerzo por parecer calmado mientras me pregunta esbozando una sonrisa mezclada con un gesto de vergüenza señalando su propia cara galletosa, en el lugar donde unos instantes antes deposité mi beso, “MA, NO ME DEJASTE LA MARCA DEL BESO NO? Y así a los gritos le respondo….ACASO VES QUE YO ESTOY MAQUILLADA?  Porque sé que le molesta y decidí maquillarme entre semáforos camino a la oficina.

Su carita se relaja, hace un gesto de alivio con la manito en el aire y continúa su caminata habitual otra vez  de cara a sus compañeros con la (casi) certeza de que no será cargado al entrar al establecimiento (hasta que no se vea en un espejo va a dudar……lo conozco……..yo lo parí).

Mientras vuelvo al auto apremiada por el tiempo como siempre pues se me dificulta enormemente llegar en hora a la oficina (si Sres. Met, la culpa no es mía es de la Panamericana), reviso si se olvidaron algo (paseamos varios meses una germinación que se empeñaba en no bajarse del auto) y cambio la radio de Disney a Blue (hola Santy Schefer). Me tomo un instante para rememorar lo que acaba de pasar con mi Benjamín y caigo en la cuenta de que es uno de los cliches del comportamiento masculino……TU TAMBIÉN BRUTUS?

No importa cuánto añore el hombre, extrañe o desee el contacto físico amoroso con una mujer……lo cierto es que con la misma intensidad desean que sea sutil si es en público (exceptuando al varón veinteañero a quien le gusta la exposición por la transgresión en si misma).

Ahora volviendo a la media, al hombre en general se le complica encontrarla justa medida de la demostración del afecto en público. Esta sensación de ambivalencia la tienen desde como caminan con nosotras por la calle (esto también incluye la relación padre/hija arribando a la adolescencia) hasta el tenor y la intensidad de los besos, abrazos, etc.

Trato de encontrarle un paralelismo con reacciones femeninas y lo más parecido que se me ocurre es la relación que tenemos las mujeres con el hecho de comer en la vía pública. Y para probarlo, hacé memoria y pensá a cuantas mujeres ves habitualmente comiendo un pancho o un choripan por la calle, carrito de la costanera o similar….

Así que mientras me sacudo las miguitas del alfajor de maicena que me comí en sólo dos bocados dentro del auto, para evitar ser vista (tengo que recordar polarizar los vidrios del auto) y para bajar el cual necesitaría una patada ninja en el esternón, me viene la famosa frase mafiosa que con mi pequeña modificación literaria sería algo así como …….”Si me vas a demostrar afecto en público…….QUE PAREZCA UN ACCIDENTE”

Saturday, December 01, 2012

Tus bolitas me encandilan


Hace unos pocos días hablaba con una amiga a cerca de un reencuentro con un ex y al preguntarle cómo le había ido me contestó “Cada vez está peor, re decadente” y siguiendo con su descripción de situación agrega …”la verdad no es el que yo conocí” y si con todo esto no hubiera sido suficiente lo remató con “la realidad fue como encontrar esos novios de la infancia”(por qué siempre están decrépitos?) …hace tiempo que nadie me graficaba una sensación de manera tan clara.

Hurgo en mi arcón (si con mi edad es un arcón) de los recuerdos y aparece otra de mis elucubraciones mentales para justificar lo injustificable….”LAS MUJERES NOS ENAMORAMOS DE LOS HOMBRES COMO ARBOLITOS NAVIDEÑOS” (muy acertado para ser reflotado en los primeros días de diciembre). En realidad, estoy convencida que las mujeres nos enamoramos no del arbolito pelado, sino del arbolito con las bolitas (de nuestras expectativas), que nosotras mismas le colgamos.

En general las chicas, tenemos la tendencia a magnificar pequeños hechos que los hombres realizan y convertirlos en generalidades geniales. Así, si por casualidad lo vemos a él, jugar un picadito, conjeturamos que es un eximio deportista. Si levanta un papelito del piso, resulta que el fulano es “re prolijo”, si se le mete una basurita en el ojo y lagrimea por casualidad inferimos que es sensible….y así sucesivamente. Somos capaces de sostener “virtudes imaginarias” a lo largo del tiempo de manera estoica, hasta que un día nos cansamos de nuestra propia imagen mental del pobre cristiano (que no tiene idea de lo que creemos de él) y no nos queda más remedio que verle al pobre las ramitas esmirriadas (no hay imagen más triste que la de un árbol de navidad sin adornos).

Es ahí cuando recurrimos al “NO ES LO QUE ERA”, cuando en el fondo es más de lo mismo, porque creo que no soportamos la idea de haber estado encantadas con nuestra propia idealización de hombre.

En definitiva, no es ni más ni menos que una presbicia emocional que nos impide ver la realidad a corta distancia. Y tal como sucede con la vista, para ver al arbolito/señor como es, posiblemente sólo sea cuestión de tomar un poco de distancia….unos cuántos kilómetros.