Sunday, August 30, 2015

Es tuya Juan

Cambiar de analista es en si mismo una molestia, todo el tema de volver a empezar, presentarse una vez más y sobre todo presentar las propias miserias, que están ahí molestando, y de las que uno por lo general no quiere hablar....
No hace un año aún, decidí hacer ese cambio en pos de variar el enfoque, quería saber si hablando los mismos temas con un hombre me sacaba al menos del lugar en el cual me encontraba empantanada. Y así medio protestando llegué a la primera consulta para encontrarme con una persona que en su momento me pareció bastante rara.

Nuestros primeros encuentros eran ásperos y yo sentía que me costaba mucho empatizar con él lo cual él parecía disfrutar bastante. De allí pasamos al duelo intelectual a ver quién era más inteligente, hasta que un día me paró el carro y me dijo que si no dejaba de intentar ganarle no íbamos a ir a ningún lado.
No puedo precisar exactamente cuándo, pero creo que fue desde ese momento en el cual nuestra relación se volvió más fluída y de ahí pasamos a tener largas charlas en donde además de hablar de cuestiones propias de la terapia conversamos a cerca de sus clases de pintura y mis clases de stand up.

Para entonces ya me empezaba a preguntar el por qué? en la tómbola de las posibilidades este tipo cayó en el casillero de ser mi analista en vez de mi amigo (tendrémos que hablar el temita de la transferencia?), porque creo que de haber sido otras las circunstancias....NO, definitivamente no habríamos sido amigos primero por la gran diferencia generacional (JA!) y otro poco porque él es demasiado puntilloso y yo soy demasiado irreverente e imagino que no me habría considerado digna de su amistad, mi desprolijidad no se la hubiera bancado.

Y así llegué a su puerta, con demasiados duelos para elaborar, muchos enojos para desarmar y poquísimas certezas. Lo cierto es que en este momento de la vida tengo la inquietud de si tendría que estar o no en pareja y eso es de lo que venimos hablando últimamente, de los distintos tipos de relaciones que uno puede establecer con el género opuesto en mi caso.

Hablamos de los amigos, de la suerte que tengo de tener a los mismos desde hace tantísimos años. De mi debilidad inconsciente por los hombres aún en la amistad pura y simple, y de mi manera de vincularme de una manera tan masculina, al punto que dos de ellos me llaman hace más de 20 años “Cacho”.

Hablamos de los amigos con derecho, un rubro que en general es despreciado por el género femenino, pero que tiene el encanto de cubrir muchas necesidades simultáneamente, que tiene sólo la contra de la temporalidad. Pero al fin y al cabo no son todas las relaciones temporales?....esta tiene la ventaja de que tiene la fecha de vencimiento a la vista y eso si, nunca y cuando digo nunca significa jamás se vuelve una relación de pareja.

En este derrotero de las posibles relaciones que una puede tener con el sexo opuesto llegamos a la de amantes, que sinceramente me cuesta definir, sobre todo por tener tan arraigada la categoría anterior.
Aquí toma las riendas Juan desde su altura física e intelectual y me pregunta con su habitual tono socarrón cuando cree que sabe algo que yo no.....”Vos sabés lo que significa la palabra amante?”, aclarándome previamente que la palabra en si misma tiene una connotación social disvaliosa errónea.
Yo también lo miro sobradora un poco de reojo sin querer dar el brazo a torcer y le digo........imagino que de todos modos me lo vas a decir vos ....no?
Y el como quien tiene el ancho de espadas en la última mano del truco me dice poniendo voz de locutor “Amante es el activo en el amor”
No puedo reprimir la risa, es más ni siquiera lo intento y le digo Juan, ese es el nombre de una murga!!!! , y la murga no me va, acordate que tengo problemitas de cadera.... así que como ya es la hora te dejo con los murgueros, que yo me voy con mi música a otra parte.