Viernes
de finde largo de La Bandera….ideal
para salir a pasear un poco….asadito en Lobos? , no, mejor pastas…….la dieta
volverá con la rutina laboral. Salen ñoquis (si, Lore, te juro que puedo tomar
agua, aunque nunca me hayas visto hacerlo). Y bajemos lo comido con una
caminata por el parque (si, Lore, yo
también puedo caminar…dos grandes descubrimientos de nuestra amistad…tomo agua
y camino, JA!). Ahora que ya bajamos lo comido tenemos lugar para un impecable
Rogel, facturas y mate. La charla suma y el tiempo sigue pasando hasta que un
llamado telefónico te lanza en velocidad a la realidad.
Desde
el otro lado del BB, alguien dice que entraron ladrones a casa, no se
preocupen, “parece” estar todo…..y te quedan mil preguntas en el tintero, como
el “Cómo está Sato?”, pero los niños miran y temo no poder pilotear mi cara si
la respuesta no es la que espero.
No sé
cuántos kilómetros hay entre Lobos e Ingeniero Maschwitz, pero el viaje pareció entre un suspiro y eterno, impregnado
de un silencio espectral, solo afectado por la pregunta de Marco de si había
pasado lo mismo que en casa de Paloma (compañerita del Cole, a quien le
desvalijaron la casa completa) y luego de lo cual se desconectó haciendo una
siesta hasta llegar a destino. Y por Sofía que se preocupaba por si los
ladrones iban a encontrar la tablet….a lo cual le respondo que si tienen la
misma suerte que yo cada vez que la necesito, lo más factible es que esté en
casa, “inencontrable” inclusive para nosotros, como es habitual.
Llegamos
a casa y nos encontramos al empleado de la seguridad en la puerta solo como
loco malo. Entramos, la puerta de calle abierta, el perro adentro… bastante
maltrecho él. No nos podemos explicar que fue lo que pasó, nos dicen que lo
llamo Michael….QUIEN catzo es Miguel? Revisamos a groso modo, y vemos que está
todo medianamente bajo control. Los niños reclaman la cena, que para este
entonces yo ya creía salteada. Cena impregnada de cuestionamientos
existenciales que van desde, nos tenemos que ir a vivir a un Barrio Privado o a
Neptuno…….pero está todo tan confuso que me empeño en poner unos paños fríos,
mañana será otro día…veremos….vayamos a dormir con paz, doble vuelta de llave para la puerta y de Alplax para mi.
Ocho
horas después (quisiera decir que luego
de haber dormido, cosa que no sucedió) nos aventuramos a salir de casa y así,
como quien no quiere la cosa, se nos aparece Miguel……..no, perdón Michael, así
nos corrigió él mismo. Mientras se va presentando, se suma mi vecino de
enfrente, no el de enfrente enfrente, el que vive en diagonal hacia la
izquierda, hombre mayor (médico forense él) que fue asaltado en la puerta de su
casa hace 24 hs. (ahora entiendo por qué otro vecino se refirió siempre a él
como el Tarta)…..va a ser una conversación larga.
Michael
ostenta unos 55 largos mal llevados y nos comienza a contar con lujo de
detalles cómo fue alertado por su perro de que algo sucedía (a alguien agarró,
no se cansa de repetir). Sin darnos cuenta ya esta dentro de casa y se dirige a
la parte del alambrado que nos separa de su casa y nos muestra lo que para él
son pruebas irrefutables de la intrusión entre nuestros terrenos. Nos explica
como vino al portón principal “enfierrado” por su inseparable 45, mientras el
jefe de la seguridad llegó enfundado de una escopeta recortada y ya para cuando
llega a la marca de la escopeta, me perdí. Cuenta cómo saltó la reja de la
entrada y destrabó el portón, para dar entrada
al de la seguridad y la policía, todos juntos en mi casa…….Porque el
Led, estaba en su lugar, dice….o era un LCD? Pregunta, a mi gusto más por
curiosidad propia que por cualquier otro motivo.
Nos
cuenta de la cámara “réflex” que vió en la cama y se dirige a Martín
preguntando por su Mac, asumiendo obviamente que yo debía ser incapaz de usar
una. No obstante se hace tiempo para rechequearlo mientras me dice
solapadamente que mi notebook, seguro la descartaron de salida dejándola sobre
la bacha del baño, y en la completa ignorancia, de que ese es (por más absurdo
que suene), el lugar de mi notebook.
En
medio de la charla, el Tarta no se priva de decir, pero Doctora, explíquele…
(ayer a raíz de su asalto nos pasamos nuestras tarjetas y descubrió mi
profesión) y yo siento como de un plumazo se destruye mi reputación de rubia
tonta, que tanto me costó construir a fuerza de sonrisas enormes y distantes.
No
conforme con la cantidad de información que ya habíamos intercambiado hasta
entonces, Michael me confiesa que su arma está bautizada, se llama Carlos, y no
puede evitar guiñarme un ojo mientras dice “Piba, si en algún momento pasa
algo, vos pasas y de queruza me decís que le avise a “Carlos” y yo ya sé que
tengo que llevarlo”.
Nos
despedimos, no sin antes escuchar la recomendación de nuestro “salvador” en
cuanto a podar la ligustrina lindera lo suficiente como para que él, pueda ver
nuestra casa sentado desde su sillón (just like Norman…)
Nos
queda el Tarta, que para este momento ya encontró por lo menos cinco motitos
sospechosas como la que lo asaltaron y se la pasa recorriendo el barrio
buscando gente a su criterio….rara. Ruego que no se sume nadie más para no
tener que escuchar todo por enésima vez. Evidentemente Dios me oye (una vez
más), logramos despedirnos y entrar a casa.
Es
entre curioso y triste que recién ahora me comienzo a sentir insegura,
inseguridad que va más allá de los amigos de lo ajeno, siempre acechando desde
las sombras. Por un lado, antes de salir a la calle, en vez de fijarme si hay
algún desconocido, me fijo si no están ninguno de estos personajes, dispuestos
a darle a la máquina de los supuestos. Y por otro lado me digo a mi misma que
es un milagro que a Michael no se le haya escapado un tiro hasta ahora, pues
parece bastante deseoso de tomar justicia por mano propia en cuanta causa se le
presente, propia o de un tercero.
Mientras
suena en mi cabeza de manera bizarra la cancioncita pegadiza de la vecindad del
Chavo, ya comienzo a extrañar la felicidad del ignorante …….la felicidad del
que ignora que vive rodeado de gente mucho más rara e impredecible de lo que se
imaginaba, y en la absoluta convicción de que la alarma que pienso instalar a
la brevedad, jamás será capaz de alertarme de la inestabilidad de mi entorno……